A menudo se confunde ¿quién es el hombre? con ¿cómo ha surgido el hombre en la historia del mundo?. La paleontología y diversas ciencias pueden explicarnos las etapas de la aparición del hombre en el vasto fresco de la evolución. Pero estas ciencias no responden lo que las supera: ¿por qué el hombre como producto final? ¿quién es el hombre?
La evolución
Imaginando que la respuesta a estas cuestiones se encuentra en nuestros antepasados ciertas personas se horrorizan aún ante la idea de que el hombre descienda del mono. Ahora bien, el mono no es el antepasado del hombre, si no más bien un primo lejano, infradesarrollado. La línea de los homínidos de la que ha surgido el hombre y la línea de los monos provienen ambas de los primates. Así pues, sería mejor decir que el hombre desciende del animal pero que ha aprovechado mejor las vitaminas y el fósforo que el delfín o el gorila, que han fracasado en su evolución.
¿Quién soy yo?
- Algunos temen, otros afirman, que el parentesco del hombre con el reino animal entraría en contradicción con el hecho de que Dios le haya creado. Una posible respuesta se encuentra en la Biblia, en el libro del Génesis. Allí se propone una tesis evolucionista aún más radical que la que hace descender al hombre del mono, puesto que hace descender de la tierra…
Esta no es la pregunta adecuada. A través de los relatos antiguos de la Biblia (muy anteriores a toda descripción científica) Dios nos insta a preguntarnos sobre quién es el hombre, sobre por qué fue creado, sobre quién le llama y a dónde va. Creó Dios al hombre a imagen suya …creó al hombre y a la mujer y les bendijo (Gen, 1, 27) ¿Qué nos responde Dios si le preguntamos quién es el hombre? Nos responde ¡Es mi semejanza! Pero si preguntáramos al hombre ¿tú quien eres?, ¿qué podría decir de si mismo?
- Por su biología el hombre se da cuenta de que es casi completamente animal próximo, fisiológicamente se le parece mucho, pero su patrimonio genético es específicamente diferente.
- No obstante, es hombre se distingue del animal en su inteligencia. Y más que en la inteligencia, en si mismo y en su múltiples capacidades. El hombre posee algo único en el mundo: es el único ser del universo capaz de reflexionar sobre si mismo. Sólo él puede preguntarse ¿quien soy yo?
Tiene capacidad de discernimiento, de saber si lo que hacen los otros está bien o mal. Lo percibe también en si mismo: tiene consciencia del bien o del mal que realiza personalmente.
Al intentar definir con mayor o menor éxito la justicia social y lo que llamamos derechos humanos, el hombre manifiesta también que en su consciencia posee una dignidad, un derecho a la vida, a ser respetado, por el simple hecho de pertenecer a la especie humana.
Pero para saber verdaderamente quien es el hombre, debemos preguntarnos por qué fue creado, es decir, ¿a dónde va?
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