Olivia, nacida mediante gestación subrogada y portavoz de la Declaración de Casablanca, hace un llamamiento a los políticos:
«Por favor, no se deje engañar por los anuncios que las agencias de gestación subrogada publican en sus sitios web para hacerle creer que esto es un regalo, una bendición».
Cualesquiera que sean los términos, ya sea que la gestación subrogada sea remunerada o no, “SIEMPRE existe el contrato en el que el pequeño ser humano es tratado como un producto que se entregará cuando esté terminado. Para mí, eso fue lo primero que realmente me dolió al saber que me habían cambiado por un cheque”.
Olivia advierte de la herida del abandono a la que expone al niño la separación de la madre biológica: “Si el niño está vinculado biológicamente a la madre sustituta o no, créanme, no importa. El día en que el bebé debe venir al mundo para encontrarse con su madre, se lo arrancan y lo ponen en brazos de completos desconocidos. Estos bebés sentirán un vacío a lo largo de su vida, el vacío de haber perdido a su madre, y déjenme decirles que lamentablemente este abismo nunca podrá ser llenado por la experiencia personal. En realidad tengo 32 años y toda mi vida he He tratado de llenar este vacío: con drogas, alcohol, incluso comprando un montón de animales, pensando ingenuamente que eso cerraría esta herida tan profunda que sentía que sangraba. Me tomó 32 años entender y dejar de intentar llenar ese vacío con la ayuda de mi psicólogo y psiquiatra”.
